sábado, 9 de abril de 2016

LA CRISIS


LA MEDIÚMNIDAD Y SU DESARROLLO.

Sois canales los humanos y estáis preparados y abiertos para escuchar el latido de la vida, dar un paso más en el sendero. Del contrario, no estaríais en materia. De esas experiencias humanas sacáis las frescas y transparentes   aguas del progreso, en amor y sabiduría. En la medida que alcancéis la verdad seréis una luz viva y transparente que proyecta sus destellos  en caridad en la fraterna  hermandad.                        

                                 LA CRISIS    

Había alegría en la mesa en aquella comida de hermandad al inicio de mí desarrollo, yo me sentía ajeno en aquellos momentos y en aquél compartir alimentos y camaradería. No tenía ganas y me costaba comer, comí poco y muy despacio. Algo me turbaba y deseaba aislarme y salir al exterior
Al acabar de comer salí, fui a donde tenía el coche, abrí la puerta con la idea de coger un libro, sentí un fuerte decaimiento y me acosté en el asiento trasero. Tenía la sensación que tenía sueño pero no podía dormir, una profunda pena me envolvía, un estado de desesperación y llanto se apoderaba de mí ser, bajé del coche y cerré la puerta. Marché al bosque sin que nadie me viese y sin rumbo fijo, por el camino se me doblaban las piernas y me costaba andar, pude llegar hasta el viejo pino. Un árbol centenario que eran necesario varios hombres para abrazarlo, sus gruesas raíces salían de la tierra y me servían de asiento y el árbol me hacía de respaldo. Allí sentado en aquel árbol había pasado muchas horas de lectura, de meditación, también había hecho dibujos del árbol y de aquél hermoso paisaje.
Sin ninguna causa consciente me deje caer entre sus raíces  y entre en una pena profunda. No había ninguna causa racional para estar en aquél estado y me costaba asimilar la situación. Sentí vergüenza que alguien me pudiera ver allí en el suelo y en aquél estado  –el árbol estaba a pie de camino– me fui al interior del bosque para esconderme y que nadie me pudiera ver en el estado en que me encontraba. Me introduje en una zona salvaje entre la maleza y rodeado de tojos me dejé caer al suelo y lloré hasta vaciar mis ojos y mi corazón, hasta encontrar un alivio para mi angustia que desconocía.
Me levanté y fui a la zona de recreo en donde estaba el árbol caído, me abracé a su viejo tronco y sentí cierta calma dentro de aquél estado de fuerte desorden, me identificaba con él y me sentía como un cascarón humano  que había caído y se había vaciado. Las horas pasaban  oscurecía y tenía que volver a la casa en donde estaba el resto de la gente del grupo espiritual. Nunca había llorado de aquella manera y envuelto en aquél desespero retome el camino. Nunca me había pasado algo parecido en los muchos años que tenía, además no había ninguna causa racional  que me llevase a aquél estado turba torio.
Ya en el camino de regreso me serené un poco, me fui quitando la maleza que llevaba enganchada en mi ropa, entré en la casa para beber un poco de agua intentando ocultar mi pena que tampoco conocía. En el camino me había encontrado con el médium, siempre pendiente y observadora, era vidente. 
– ¿Has llorado? –Me preguntó. 
Jaime que estaba cerca del médium siempre entregado a mi causa señalo para cortar comentarios a la vez que esbozaba una amplia sonrisa   – ¡es del sol!
Ya anochecía, con Jaime tenía una buena comunicación y en muchos momentos entre nosotros no hacían falta las palabras  para comunicar estados muy profundos, había sensibilidad y comprensión. Continúe el camino para salir de lo embarazoso de aquella situación.
Después de beber un poco de agua y lavarme la cara salí al jardín a una zona de rosales en donde los había de todo tipo y color, los enviaban a exposiciones florales y habían ganado algunos premios, estaba mirando su bello colorido y disfrutando de su aroma y siento que me llaman, ya en aquella escasa luz de la tarde. Era Jaime, me indicaba que el médium iba a entrar en trance, volví a la casa y en la sala destinada para aquellos trabajos allí me esperaban. No tuve tiempo para relajarme, en aquellos momentos el médium entraba en trance para hacer caridad espiritual y unas curaciones.
Intentó pasar un ser muy impulsivo que hizo tambalear al médium, el guía material le dio luz y sendero.  Se manifestó el guía protector y se normalizó la situación, la gente del grupo hizo preguntas mayormente de salud. Una mujer mayo tuvo una consulta de ayuda, tenía 80 años  era muy psíquica y ello era la causa de sus problemas, le costaba comprender el desarrollo espiritual que lo relacionaba con la fe religiosa dada la cultura cristiana que había recibido a lo largo de su vida.
El guía estuvo haciendo algunos comentarios espirituales, luego señaló que el médium necesitaba un ayudante. En plan de humor manifestó el guía que cuando estaba en la tierra le ponían un monaguillo para ayudarle –en su última materialidad había sido sacerdote y médico naturista – Yo sabía que aquél comentario era para mí en su insistencia para que me desarrollase, dado mi silencio me comentó  que quería tener un cambio de impresiones conmigo sobre mí misión, que estaba allí un espíritu que me estaba dando ayuda. Que yo lo había conocido materialmente, que en su última materialidad había sido cardenal. Sin más comentarios se despidió el guía y cerró el médium, que pronto volvió a su normalidad consciente.
Yo quedé en un estado de completa confusión por lo que me había indicado el guía. Sí, había conocido a aquél cardenal en el taller del maestro en donde me había iniciado en la escultura, incluso sentía su presencia espiritual; pero trataba de huir de mi desarrollo como médium, que con el paso de los días me iba cercando y debilitando mi voluntad y fuerzas.    Manolo


LA NUEVA DIMENSIÓN



      LA MEDIÚMNIDAD Y SU DESARROLLO

Todo son enseñanzas que os hacen meditar, en un avivar rescoldos,  que hace que lo que está adormecido en vuestro campo consciente llegue a vuestra realidad activa. Cuando dejáis de indagar y aprender, también dejáis de crecer en el nuevo sendero que debéis de hacer.

LA NUEVA DIMENSIÓN
Al poco rato de estar en la cama tuve una extraña sensación que me llevó a una dudosa realidad sobre el lugar en que me encontraba, si estaba en mi casa, en mi cama o en otro lugar. Era un estado modificado de conciencia que anulaba toda sensación y emoción física. Me encontraba en parajes desconocidos para mi conciencia pero que tanto la forma como el color poseían un poder de atracción que me arrastraba, sin que yo pudiera hacer nada para controlar mis emociones y clarificar mi mente.
Empecé a sentir un ligero nerviosismo en mis manos que enseguida se fue extendiendo por todo mi cuerpo, se produjo un estado de oscuridad para mi conciencia y frío en todo el cuerpo, penetrando en un estado de fuerte ansiedad. Forzaba la voluntad para hacerme cargo de lo que me estaba pasando, tenía la sensación como si me hubiese perdido y hubiese pasado mucho tiempo, por las sensaciones desarrolladas y las distancias recorridas...
Cuando pude coger el hilo de la conciencia miré el reloj,  quede sorprendido, solamente había pasado media hora desde que me había acostado. Habían quedado imágenes en mi mente de un fuerte realismo y por más que trataba de  someterlas a un tiempo físico consciente no era posible. Comprendía que todo aquél desarrollo lo había visto con los ojos del espiritu en una dimensión de tiempo dilatado. Me desvelé tratando de sujetar aquellas experiencias a mi realidad consciente en donde me encontraba, pero no encajaban. Cuando me pude quedar dormido ya eran de madrugada, entrando en un profundo sueño.      Manolo