martes, 27 de marzo de 2018

La escuela corporal




En la escuela corporal, sus espinas y flores

 

Por la tarde en el centro espírita la monitora encargada abrió la sesión con una fase de toma de conciencia para el grupo, luego con la entrega y la elevación en el desarrollo espiritual hizo la ofrenda de caridad a través de los campos fluídicos de los médiums para acercar el trabajo de caridad y dar ayuda a los espíritus atrapados en el umbral. Y, también, para los centros reencarna torios para los espíritus que necesitan ayuda en sintonía con la realidad corporal, en preparación para una nueva materialidad.
 
Ya abierto el plano activo, y hecha por mi parte la entrega me doy cuenta que me elevo de la butaca que estaba sentado, sentí una profunda sensación de liberación y me encuentro entrando en un templo espiritual con unas enormes columnas de mármol blanco, un lugar de paz profundo. Siento una sensación de inquietud y como si me dijeran aquí vienes a dar ayuda y colaborar.
 
Entre en un estado de nerviosismo y me volví a ver sentado en la butaca, un estallido esbozo una sonrisa burlona en mi alma que me situó en mi realidad corporal, mientras destellos fugaces pasaron por mi mente que me llevaron a la realidad que se tenía que desarrollar, de caridad espiritual.
 
Mientras que algunos médiums canalizaban y daban luz; otros trabajábamos en ayudas más colectivas, en realidades adormiladas en el correr de los siglos terrenos, en este caso en el mar, en salvamento. En donde los espíritus se agarraban a nuestras manos  y sentíamos la frialdad del agua. Yo mantenía conciencia que estaba sentado en la butaca, pero a la vez me veía con claridad en un barco desde donde dábamos la ayuda.
 
Sería muy enriquecedor que todos fuésemos manifestando las experiencias que vivimos en la realidad o plano en que se desenvuelvan, despiertos o dormidos. Ello ayudaría a nuestro despertar y sería una enseñanza para todos los que pasamos estas experiencias  en la escuela  corporal.  
 

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